Descubre el camino de los iluminados (I)

[por Rinchen Gyaltsen, transcripción de los comentarios a Las 37 Prácticas de los Bodhisattvas de Thogme Zangpo, siglo XIV. Primera práctica]

«Para liberarse del océano de samsara uno mismo y a los demás, ahora que has obtenido con tanta dificultad esta gran barca dotada de libertad y fortuna, la práctica de los Bodhisattvas es estudiar, reflexionar y meditar sin distracción alguna, día y noche».

Vais a ver que cada estrofa es compacta, ahí tenemos que desglosar. Y no solo es una práctica, nos da muchos consejos de los requisitos, la preparación, la contemplación y cómo implementar, cómo ejecutar esa práctica.

La primera línea, en la primera parte, nos dice: «Para liberarse del océano de samsara, uno mismo y a los demás». A esto podemos llamarle la premisa de esta primera práctica, de esa primera estrofa, para dejar claro que todos estemos hablando de lo mismo, que estemos interesados en lo mismo, porque a lo mejor no coincide con tus expectativas, y me atrevo a decir que esto es lo más probable.

Cuando empecé a estudiar budismo, no coincidía con mis expectativas porque naturalmente llegamos más que nada por afinidad, algunos por curiosidad intelectual —la filosofía budista es muy sofisticada–, algunos buscan respuestas —es muy interesante que el budismo no requiera una fe ciega, siempre se explica el porqué de lo que hacemos–. Otros se acercan por necesidades más inmediatas, tienen estrés, incluso ansiedad o depresión. Han escuchado que, por ejemplo, Mindfulness tiene su origen en el budismo y les gustaría ir a la fuente y tener acceso a más técnicas de meditación para ayudar a reducir sus —¿cómo diríamos?— malestares, entonces buscan ayuda terapéutica, sentirse mejor, tener más tranquilidad. O sea, hoy en día lo que más busca la gente es, curiosamente, dormir bien, meditaciones para poder dormir más este año, pero también hay mucho estrés, mucha ansiedad, mucha incertidumbre, mucha, mucha depresión. Entonces muchos se acercan al budismo porque han escuchado que hay meditaciones muy beneficiosas. Y otros buscan magia, especialmente en el budismo tibetano, rituales, algo de magia, ciertos poderes extrasensoriales, quieren escuchar de los chakras y de las energías. Entonces hay todo tipo de expectativas que asociamos con el budismo, o con el budismo tibetano, y hay todo tipo de intereses que nos acercan a interesarnos por la metafísica, o la psicología budista, o la meditación, o la filosofía.

Aquí, Thogme Zangpo hace más de 600 años, empieza aclarando esas expectativas: «para liberar del océano de samsara a ti y a los demás». O sea, considera esta motivación como la motivación primaria de nuestro interés en el desarrollo espiritual y en este curso.

Océano de samsara puede ser nuevo para algunos de vosotros. Océano, por supuesto, es una metáfora. Samsara se refiere a la existencia cíclica, y todo el mundo cuando lo escucha piensa que lo entiende: “samsara, ¿existencia cíclica? Ok, vida mundana, ya está”. Pero es delicado. Quiero decir: el Buddha, los seres iluminados, incluyen dentro de samsara todo lo que nosotros conocemos, todo. Ahí también se incluye el planeta Tierra, los lugares lindos del planeta Tierra, como las Bahamas, Río de Janeiro, Punta del Este, Ibiza, Montecarlo, todo está ahí. También paraísos fuera de este planeta, incluso lugares infernales, todo es samsara. Y, es más, samsara es tan grande que no es espacio físico, samsara es un modo de existir, la existencia dualista, la existencia que parte de la ficción del yo, del ego.

Se usa la metáfora del océano, porque curiosamente para los tibetanos ¡era algo tan raro eso del océano! Es un país que no tiene acceso al mar, aunque tiene lagos enormes, gigantes y bellísimos… Viene de la antigua India: el gran océano que es un lugar muy hostil si estás perdido, atrapado en una barca, donde hay corrientes, hay vientos que te sacuden, hay oleaje.

Hoy en día, en nuestra vida estamos siendo sacudidos, si somos honestos, estamos siendo manipulados de aquí para allá por los vientos kármicos, por nuestras tendencias, nuestros caprichos, nuestros patrones conductuales, los estados emocionales, el nerviosismo del egocentrismo, nuestra confusión, todo ese miedo, todas esas esperanzas, todo ese vacío existencial crea una tormenta, crea muchas convulsiones, mucho movimiento, mucha presión; por tanto, no estamos plenamente libres. Una existencia en donde no hay libertad, nuestra libertad es parcial, muy limitada, atrapados en ciclos kármicos, obligados a envejecer, morir, renacer una y otra vez y manipulados por todos los velos conceptuales y emocionales. En esta existencia que conocemos, si queremos liberarnos de todo sufrimiento, burdo y sutil, físico y mental, liberarnos de toda limitación, y ser plenamente nuestro máximo potencial, e incluir a todos los otros seres también en ese empeño, en esa misión, entonces estamos hablando de lo mismo, dice Gyalse Thogme Zangpo, entonces esto puede interesarte.

Si tienes esta audacia, está valentía, casi atrevimiento, en considerar que podemos mejorar radicalmente nuestra vida, nuestra existencia y beneficiar a los demás, entonces Thogme Zangpo dice lo siguiente: «Ahora que has obtenido con tanta dificultad esta gran barca, dotada de libertad y fortuna». Esta sería la segunda parte, que es como el requisito a la práctica para desarrollar. Y, curiosamente, si tú te preguntas: de todas las prácticas espirituales habidas y por haber, si quiero ser un practicante genuino, serio, comprometido, ¿por dónde empiezo? ¿Dónde empieza el sendero espiritual, el desarrollo espiritual? ¿Cómo uno se inicia en ese proceso de transformación? ¿Cuál es el primer paso? Y aquí Gyalse Thogme Zangpo lo dice muy claramente: El primer paso es reconocer la oportunidad y valorar esa oportunidad. Si no la reconoces y no la valoras, aunque la tengas, no la vas a aprovechar. Y esto, nuevamente, no es una ocurrencia de Gyalse Thogme Zangpo, es un punto vital de todos los manuales de meditación, de todas las tradiciones de los yoguis. Primer punto: valora y reconoce la oportunidad extraordinaria que tienes.

Permítanme unos minutos hablar, ayudarnos a reconocer y valorar esta oportunidad. Esta es una de las reflexiones que deberíamos hacer esta semana. Independientemente de donde te encuentres en tu vida, independientemente de los problemas que ves en tu vida, de todas las facturas, todas las deudas, todos los líos, todos los pleitos, todos los problemas, todos los correos electrónicos que se te van acumulando y no te da tiempo, todo el ruido que hay en tu vida, todas las exigencias que hoy en día hay en tu vida… si me estás escuchando en este instante, tienes las cualidades, si me estás escuchando en este instante, tienes una barca, una barca que es excepcional, que te va a dar una oportunidad que billones de seres no tienen en el universo.

Entonces deberíamos aclarar que, desde la perspectiva del gran vehículo del Mahayana, de ese camino que incluye el despertar a la iluminación de todos los seres, todo lo que es vida tiene naturaleza búdica, tiene una mente prístina que está dotada del potencial de lograr la iluminación, independientemente de su forma física o celestial. Si hay mente, hay una mente prístina y el potencial de lograr la perfección.

No somos especiales por tener acceso a esta enseñanza, todos somos en esencia iguales y todos merecemos por igual la felicidad, pero nos encontramos en una situación especial, las circunstancias que nos rodean sí son extraordinarias y eso es lo que tenemos que reconocer. Reconocer las condiciones tan propicias que se han reunido para que nosotros podamos iniciar conscientemente un proceso de transformación. Esto no es algo tan obvio, no es popular, no es común, eso no es algo accesible para la gran, gran, gran mayoría de los seres, incluso no fue accesible para nosotros hasta hace poco —gran parte de tu vida no has tenido ni la más mínima sospecha de que era posible despertar y lograr la iluminación.

Entonces vamos a hablar brevemente de qué causas y condiciones, qué requisitos son necesarios para emprender este viaje a este ciclo de desarrollo consciente del Bodhisattva, el ser de la iluminación, el guerrero espiritual. Tenemos una pista muy grande cuando dice que “es una gran barca” y cuando dice que es “libertad y fortuna”. Libertad y fortuna. Hay una lista clásica de 18 consideraciones pero, cuando reflexiones, incluye todo, todo en tu vida, externo e interno, todo eso que te permite dar este paso consciente, y repártelo en dos listas, en dos columnas: libertad y fortuna.

Libertad implica todo tipo de libertades, o sea, que estás libre de algunas condiciones negativas que antes te limitaban, te obstruían —y que más adelante van a resurgir y te van a bloquear el acceso al camino de la iluminación. Estamos en un punto medio, una ventana de oportunidad, hay un umbral que se ha abierto en nuestra vida que nos permite tener acceso. Para algunos ese portal es de dos semanas, para otros dos meses, para otros dos años, para otras dos décadas, pero no es eterno, surge de causas y condiciones de un karma muy particular que hemos desarrollado en el pasado. Parte es por nuestra labor, nuestro empeño y parte es por la gran bondad de los maestros, la gran bondad del Buddha. Desde luego, nos encontramos en una situación muy particular. Piensa en esta situación, que es rara, muy escasa, muy difícil de encontrar, y a la vez —palabra que usan los tibetanos– preciosa, que quiere decir poderosa, recursos muy poderosos que te ayudan a transformarte en la persona que realmente quieres ser.

Podemos clasificarlo, además, de muchas maneras: recursos externos y recursos internos, libertades externas y libertades internas. Observa esto: si estuvieras sufriendo un problema psicológico muy grave, no tendrías acceso; si tuvieras algún impedimento físico muy grave, una enfermedad que te limitara mucho, no tendrías acceso; si vivieras en un lugar muy hostil, una guerra, no tendrías acceso; si estuvieras atrapado, fueras esclavo, no tendrías acceso; si tuvieras buen corazón, mucho interés, fueras muy inteligente, muy despierto pero no hubiera enseñanza, no tendrías acceso. Por tanto, tiene que darse un momento histórico en el desarrollo de un planeta, en donde surge un ser iluminado, donde ese ser iluminado ha enseñado, donde esas enseñanzas se mantienen vivas, porque este camino no se puede extraer de la letra muerta, tiene que transmitirse de corazón a corazón, y donde tiene que haber practicantes contemporáneos que te puedan ayudar a captar la esencia de las prácticas. Tiene que haber todo eso ahí afuera: el Buddha, las enseñanzas, los practicantes. Y tú tienes que tener salud, libertad, tiempo, energía y, a lo mejor, lo más precioso de todo: interés.

Valora, valora tu interés, es algo muy excepcional. Esto no requiere fe ciega, simplemente mira alrededor tuyo, ¿cuántas personas están interesadas en el despertar de la humanidad? ¿Cuántas personas ven como prioridad en su vida, elevar a la humanidad, desarrollar las prácticas para lograr el despertar de los seres? ¿Quién? ¿Cuántos? ¡Incluye todos, todos los continentes! Somos siete mil millones en este planeta, si no incluimos las otras especies, si no incluimos otros planetas, —que para la cosmología budista es un universo muy poblado—, solo hablando de esta humanidad terrícola… Estamos en un momento muy bueno a nivel de sociedad y cultura,… ¿Cuántos quieren?, vamos a dejar el “pueden” a un lado, ¿cuántos quieren? ¿Cuántos tienen interés? ¿Cuántos tienen afinidad con realmente despertar? No solo una técnica rápida para apaciguar sus aflicciones, hacer un cambio cosmético, sino, ¿quiénes quieren de raíz llegar a la esencia y transformar quiénes son, convertirse en una persona llena de bondad, de amor, de compasión, de sabiduría, adueñarse de su propia felicidad, eliminar todas las tendencias, todos los apegos, todos los aferramientos, todos los miedos? ¿Quién está pensando en eso? ¿Quién tiene esa curiosidad, ese interés, esas ganas? ¿Quién piensa que eso es posible? Es un número muy pequeñito, un porcentaje muy pequeñito de la humanidad, que sabe que es posible y que tiene cierto interés, impulso, que están ahí en un despertar de conciencia, en la primavera de su existencia, que hay un acercamiento, una afinidad natural.

Y ahora —no estoy siendo dramático,  creo que es imposible exagerar en este punto–, de esos poquitos que se encuentran en este despertar, en esta primavera, ¿cuántos, realmente, plantan una semilla? ¿Cuántos dan un paso voluntario e inician este ciclo de transformación? Porque llegamos aquí gracias al karma antiguo, ¿verdad?, karma positivo, mérito, virtud. Pero eso se quema, es combustible, el karma es energía, ¿verdad? Entonces si no hacemos algo nuevo, si no hay iniciativa propia, entonces ese fuego, ese fervor, ese interés se va enfriando, se va diluyendo, vamos decayendo otra vez en el oleaje de samsara. Y eso a lo mejor es lo que más duele: conocer a personas que están en esta primavera, en este despertar de la conciencia, que tienen un acercamiento… He conocido personas bellísimas que me inspiran, ellos no saben que me inspiran, pero a mí me inspiran porque tienen un interés muy sano. Una cosa es si naces en una cultura tibetana, que desde pequeñito te están metiendo el Dharma y no tienes opción, pero hay personas que viven en los rincones del mundo —he viajado a Latinoamérica, por ejemplo– y que de repente tienen afinidad, un interés muy genuino por el Dharma, por la meditación, por este noble modelo del Bodhisattva, ser de beneficio a los demás. Personas muy inteligentes, con mucho potencial, hombres, mujeres que pueden dar un salto evolutivo en esta vida, ser grandes yoguis y yoguinis y realmente tener algo que aportar a los demás. Y, de repente, pasan unos meses, unos años y se evapora. O sea, el círculo que les rodea es un poco mundano, conocen algunas personas que les distraen, se interesan en exceso por su carrera, empiezan un proyecto muy, muy propio, muy individual que le consume toda la energía y, de repente, meditación, espiritualidad, Dharma están cada vez más en el fondo, más en el fondo, hasta que al final simplemente es decoración en su casa. Tienen un símbolo que sirve como decoración. Y se pierde una oportunidad que ha costado vidas lograr, mucho esfuerzo, mucho sudor, muchas lágrimas, mucha sangre llegar a ese punto. Tanto potencial… eso es realmente lo único que duele a los maestros.

Entonces, si estás interesado, el primer paso es reconocer la oportunidad que tienes. En términos cristianos se utiliza mucho la palabra agradecer. Es válido, es bueno, agradece este esfuerzo que ha hecho el Buddha, que han hecho los maestros, porque Thogme Zangpo no tiene que componer esto, él está muy tranquilito en su cueva, él es autosuficiente, no necesita nada de nadie, hace esto como un plus, algo extra, algo solo para beneficiar a los demás. Entonces agradece y reconoce esa labor, pero aún más importante, reconoce tu potencial, valora este momento que tienes, este momento en tu vida, puedes hacer un cambio muy significativo, puedes eliminar mucho ruido, mucha manipulación interna y lograr estabilidad, adueñarte de tu paz, satisfacción, felicidad, y, a lo mejor, si el karma lo dispone, también ser un recurso para los demás.

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