Rohatsu (y II)

[por Norman Zoketsu]

Lo que siempre me asombró de Buda fue su espíritu, su determinación. En medio de este horrible trauma y conmoción, se levanta y dice: «Muy bien, voy a encontrar una manera de poner fin a este sufrimiento humano, voy a encontrar una manera de darle la vuelta a esto y no voy a parar hasta conseguirlo». Es increíble que Buda tuviera esa actitud. Quiero decir, la mayoría de la gente se volvería loca, y algunos lo hacen, o por lo menos, ya sabes, van a casa y se esconden bajo las sábanas. Eso es lo que creo que yo haría. Me escondería bajo las sábanas si tuviera esa experiencia que tuvo Buda. Y nunca querría salir. O tal vez, con el tiempo, saldríamos de debajo de las sábanas y nos contentaríamos con vivir, como decía Thoreau, “vidas de tranquila desesperación”. Pero el Buda, ya sabes, era demasiado estúpido para eso. En cierto modo era muy ingenuo, muy tonto. Creía, de alguna manera infantil, que iba a ver a través del sufrimiento, de la vejez y la muerte, que emprendería su camino, sin tener ni idea de adónde ir o cómo lo iba a hacer, pero que un día abandonaría su hogar y se iría por su cuenta y pondría fin a este sufrimiento humano. ¡Qué descaro! ¿Puedes imaginarlo? Pero eso es lo que hizo.

Así que tenemos que tener un espíritu como ese también esta semana, lo que requiere que seamos, ya sabes, un poco más ingenuos y estúpidos de lo que podríamos ser en otras circunstancias. Porque tenemos que sentir realmente que es posible, más que posible, absolutamente necesario, poner fin a la confusión y al apego de nuestras vidas en este momento; encontrar un camino hacia nuestro yo más profundo, recorrer ese camino hasta el final, descubrirnos allí, liberarnos y vivir una vida noble basada en esa liberación. Una y otra vez me sorprende que no nos tomemos en serio a nosotros mismos. No nos respetamos realmente, y nos repetimos una y otra vez nociones que hemos recibido de otros: “Que no somos Buda”, “que realmente no podemos despertar”, “que realmente nuestra vida es pequeña y ordinaria y limitada”. Pero no podemos sentarnos en sesshin pensando así. Para hacer sesshin, tenemos que tomarnos a nosotros mismos mucho más en serio que eso. Tenemos que creer realmente, de forma temeraria y estúpida, que no sólo es posible, sino incluso inevitable que lleguemos a ser Buda. Y tenemos que intentar hacer ese tipo de esfuerzo para ser Buda ahora mismo, en este mismo periodo de zazen, en esta misma sesshin. Como Buda, tenemos que dejarlo todo atrás y empezar ahora mismo, sin saber cómo ni adónde vamos.

Por favor, piensa con tus propias palabras cómo puedes hacerte este tipo de voto a ti mismo. Ahora mismo, puedes pensar o decirte a ti mismo: «Ahora mismo, hago voto con todo mi corazón de despertar durante esta charla sobre el dharma. Antes de que termine, hago voto de convertirme en Buda. Y, si no me convierto en Buda durante esta charla de dharma, entonces durante el kinhin, después de la charla de dharma, hago voto de convertirme en Buda. Y si no durante el kinhin, después de la charla del dharma, entonces en el siguiente período de zazen hago voto absoluto de convertirme en Buda. Y si no, entonces en el siguiente período de kinhin o durante el almuerzo. Hago voto de que durante el almuerzo, durante esta comida, me convertiré en Buda y no me levantaré de este asiento hasta que haya alcanzado la liberación completa. Así que, en cada período de zazen, siéntate cuidadosamente, meticulosamente, con tu postura y tu respiración, haz ese voto y practica todo el período de zazen con ese voto. Si logras realizar ese voto, haz el voto de iluminarte aún más en el siguiente período. Iluminarse más allá de la iluminación e iluminarte en beneficio de todos los seres, en todos los sistemas del mundo. Y sigue intentando hacer ese tipo de esfuerzo con ese tipo de voto, aunque parezca ridículo y una locura. Porque sólo parece una locura, ya sabes, desde el punto de vista de nuestra vida cotidiana y ordinaria. Porque en la vida sesshin, en una vida enriquecida con tiempo y espacio densos, profundamente, profundamente en el cuerpo, profundamente, profundamente en la mente, lo que parece una locura no lo es en absoluto. En realidad, es bastante sensato.

Si piensas en este voto en términos de éxito o fracaso, entonces parece una locura. Pero, en realidad, no existe tal cosa como tener éxito o fracasar en esto. Éxito y fracaso son sólo conceptos que parecen razonables desde el punto de vista de nuestra estrechez, pero que no tienen ningún sentido desde el punto de vista de nuestra vida ilimitada. Desde el punto de vista de nuestra vida ilimitada, sólo hay votos y esfuerzo, votos y esfuerzo, votos y esfuerzo, sin que sobre ni falte nada. El sufrimiento es infinito pero vamos a acabar con el sufrimiento. No hay iluminación, pero vamos a iluminarnos como Buda. Si fracasamos, ¡qué demonios: fracasamos! Pero, por supuesto, que no hay fracaso. ¿Cómo podríamos fracasar? Este es el espíritu de Buda, este maravilloso espíritu directo, y este es el tipo de espíritu que necesitamos. Y, créeme, debajo de todos nuestros pensamientos y preocupaciones, acechando está este espíritu en cada uno de nosotros. Puede que no lo creas, pero es verdad. Si te quedas, con cada periodo de zazen, puedes ver el destello de este espíritu brillando en los bordes de tu pensamiento, en los bordes de tu desesperación o en lo que sea que surja en tu mente. No lo busques, será frustrante. “¿Dónde está? No lo encuentro”. No lo busques, más bien mantente presente con lo que está sucediendo y permite que surja. No dejes que tu miedo y tu confusión impidan que surja. Porque quiere surgir. Naturalmente quiere surgir.

Me gustaría decir algunas cosas ahora sobre la postura y los detalles de nuestra práctica porque estas cosas son muy importantes. Y aunque sé que todos vosotros las conocéis, es importante recordárnoslas. Pero en lugar de hablar de ello yo mismo, creo que dejaré que Suzuki-roshi hable de ello porque él habla de ello de una manera realmente hermosa en Mente Zen, Mente de Principiante. Así que por favor escucha sus palabras y mientras escuchas visualiza o practica las cosas que está diciendo. Practícalas ahora y practícalas durante la semana.

«Lo más importante al adoptar la postura de zazen es mantener la columna vertebral recta. Tus orejas y tus hombros deben estar en una misma línea. Relaja los hombros y empuja hacia el techo con la parte posterior de la cabeza. Y debes meter la barbilla hacia dentro. Cuando la barbilla está inclinada hacia arriba, no tienes fuerza en la postura; probablemente estás soñando. También para ganar fuerza en tu postura, presiona tu diafragma hacia abajo, hacia tu hara o parte inferior del abdomen. Esto te ayudará a mantener tu equilibrio físico y mental….

«Tus manos deben formar el ‘mudra cósmico’. Si pones la mano izquierda encima de la derecha, juntas las articulaciones de los dedos corazón y tocas ligeramente los pulgares (como si sostuvieras un trozo de papel entre ellos) tus manos formarán un hermoso óvalo. Debes mantener este mudra universal con mucho cuidado, como si sostuvieras algo muy preciado en la mano. [Como un pájaro pequeño, tal vez un trepador azul o una de esas currucas que tenemos por aquí y que son tan hermosas y delicadas]. Las manos deben estar pegadas al cuerpo, con los pulgares a la altura del ombligo. Sujeta los brazos con libertad y facilidad, y ligeramente separados del cuerpo, como si sostuvieras un huevo bajo cada brazo sin romperlo.

«No debes estar inclinado ni hacia los lados, ni hacia atrás, ni hacia delante. Debes estar sentado derecho, como si estuvieras sosteniendo el cielo con la cabeza… [Esta es la] expresión perfecta de tu naturaleza de Buda. Si quieres la verdadera comprensión del budismo, debes practicar de esta manera. Estas formas no son un medio para obtener el estado mental correcto. Adoptar esta postura en sí es el propósito de nuestra práctica. Cuando tienes esta postura, tienes el estado mental correcto, así que no hay necesidad de intentar alcanzar un estado especial. Cuando intentas alcanzar algo, tu mente empieza a vagar por otra parte. Cuando no intentas alcanzar nada, tienes tu propio cuerpo y mente aquí mismo. Un maestro zen diría: «¡Mata al Buda!» Mata al Buda si el Buda existe en otra parte. Mata al Buda, porque debes retomar tu propia naturaleza de Buda.

«Hacer algo es expresar nuestra propia naturaleza. No existimos por el bien de otra cosa. Existimos por nosotros mismos. Esta es la enseñanza fundamental expresada en las formas que observamos. Al igual que para sentarse, cuando estamos de pie en el zendo tenemos algunas reglas. Pero el propósito de estas reglas no es hacer a todo el mundo igual, sino permitir que cada uno exprese su propio yo con la mayor libertad. Por ejemplo, cada uno de nosotros tiene su propia manera de estar de pie, por lo que nuestra postura de pie se basa en las proporciones de nuestros propios cuerpos. Cuando se está de pie, los talones deben estar tan separados como la anchura del propio puño, los dedos gordos de los pies en línea con los centros de los pechos. Como en zazen, haz fuerza en el abdomen. Aquí también tus manos deben expresar tu ser. Mantén la mano izquierda contra el pecho con los dedos rodeando el pulgar, y pon la mano derecha sobre ella. Con el pulgar apuntando hacia abajo y los antebrazos paralelos al suelo, siente como si tuvieras agarrado algún pilar redondo -un gran pilar redondo del templo-, de modo que no puedas desplomarte ni inclinarte hacia un lado.

«El punto más importante es ser dueño de tu propio cuerpo físico. Si te desplomas, te perderás a ti mismo. Tu mente estará divagando en otra parte; no estarás en tu cuerpo. Ese no es el camino. Debemos existir aquí y ahora. Este es el punto clave. Debes tener tu propio cuerpo y mente. Todo debe existir en el lugar correcto, de la manera correcta. Entonces no hay problema….

«Pero normalmente, sin ser conscientes de ello, intentamos cambiar algo que no somos nosotros mismos, intentamos ordenar las cosas fuera de nosotros. Pero es imposible organizar las cosas si tú mismo no estás en orden. Cuando haces las cosas de la manera correcta, en el momento correcto, todo lo demás se organizará. Tú eres el «jefe». Cuando el jefe duerme, todos duermen. Cuando el jefe hace algo bien, todo el mundo hará todo bien, y en el momento adecuado. Ese es el secreto del budismo».

Así que ahí lo tienes. Es el secreto del budismo. Tú eres el jefe. Cuando duermes todo duerme. Cuando te levantas todo se levanta. Cuando cometes un error todo el universo comete un error. Dice que ese es el secreto del budismo. Así que si alguien te pregunta el secreto del Budismo, diles “página 28, Mente Zen, Mente de Principiante”.

 

«Así que intenta mantener siempre la postura correcta, no sólo cuando practiques zazen, sino en todas tus actividades. Adopta la postura correcta cuando conduzcas tu coche, y cuando estés leyendo…. Descubrirás lo importante que es mantener la postura correcta. Esta es la verdadera enseñanza. La enseñanza que está escrita en papel no es la verdadera enseñanza. [La enseñanza escrita [o hablada] es una especie de alimento para tu cerebro. Por supuesto que es necesario tomar algo de alimento para tu cerebro, pero es más importante ser tú mismo practicando la forma de vida correcta.

«Por eso Buda no podía aceptar las religiones existentes en su época. Estudió muchas religiones, pero no estaba satisfecho con sus prácticas. No pudo encontrar la respuesta en el ascetismo ni en las filosofías. No estaba interesado en ninguna [experiencia] metafísica, sino en su propio cuerpo y mente, aquí y ahora. Y cuando se encontró a sí mismo, descubrió que todo lo que existe tiene naturaleza de Buda. Ésa fue su iluminación. La iluminación no es una buena sensación, ni un estado mental concreto. El estado mental que existe cuando te sientas en la postura correcta es, en sí mismo, la iluminación. Si no puedes estar satisfecho con el estado mental que tienes en zazen, significa que tu mente sigue divagando. Nuestro cuerpo y nuestra mente no deben tambalearse ni vagar. En esta postura no es necesario hablar del estado mental correcto. Ya lo tienes. Esta es la conclusión del budismo».

Entonces, por favor, —estamos hoy en nuestro primer día de sesshin, instalándonos con nuestro cuerpo y nuestra mente– pensad en estas dos prácticas que os sugiero para hoy: Hacer voto, desarrollar una intención poderosa, temeraria y loca de despertar ahora mismo y entregarse completamente a ello; y trabajar meticulosamente con la postura en cada periodo de zazen, en cada comida, en cada periodo de kinhin, durante cada descanso y a la hora de acostarse, estando con el cuerpo y sosteniendo la mente para que no divague, ni se tambalee. Todos nos hemos tomado muchas molestias en organizar nuestras vidas para poder participar en esta sesshin. Así que, por favor, pensad en ello y hacedlo lo mejor que podáis. El esfuerzo de cada uno de nosotros nos beneficia a todos. Yo también daré lo mejor de mí. Gracias.

 

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